Aquest text el va escriure un company meu de l'institut, en Joan Sierra, i el va presentar per Sant Jordi de l'any 2016. Jo no el vaig llegir fins ara fa dos dies, i em va encantar. Per això el publico aquí. L'he transcrit en castellà, com l'original, però estic pensant en traduir-lo quan tingui temps.
-¡No! ¿Por qué sigues diciéndolo? ¡Eso no es verdad! -gritó desesperada Lucy. Se sentía muy sola y su único amigo, James, se había enfadado con ella. De repente se puso a llorar, y en la oscuridad de su piso sólo se veía su cristalino y resplandeciente ojo-.
Me presentaré: voy a la escuela privada de mi ciudad, Kasamino, y no me considero "normal". Soy más bien rara e invisible frente a los ojos de la gente "normal".
Hoy me he levantado a las 5:30 y me he duchado. He repasado los deberes y me he despedido de James, aunque está enfadado conmigo. Luego he ido andando a la escuela y he entrado en la clase. Hace poco que ha llegado el profesor y estoy tomando apuntes de literatura tradicional japonesa.
"Oye, Lucy, ¿por qué tienes un ojo azul y otro amarillo?", me dice siempre la gente. Pero yo la ignoro, aunque sea lo único que me dicen. Nadie sabe que mi ojo azul es de cristal y que lo perdí con la triste e inocente edad de cinco años.
Mañana llegará una chica nueva a la escuela. Espero que no se fije en mi, no soy buena para hacer amigos.
Hoy me he vuelto a levantar a las 5:30 y otra vez me he duchado. He repasado los deberes y me he despedido de James. Hoy ya no está tan enfadado, pero sigue molesto.
Dentro de diez minutos abren la escuela; he llegado demasiado temprano. He visto a la alumna nueva. Era bajita, con dos coletas, pelo negro y las puntas teñidas de lila. Llevaba unos grandes audífonos colgados del cuello, y estaba maquillada como una gótica: sombras, negros, y muy pálida, con los ojos de color lila intenso. Su mirada expresa soledad, tristeza y amargura. Cuando la estaba observando me ha devuelto una mirada penetrante y fría.
Al cabo de dos horas, en el recreo, ha venido a mi banco con los audífonos puestos. Se ha sentado y me ha preguntado:
-¿Es éste el banco de los marginados raritos?
He asentido con la cabeza y ella ha cogido su bocadillo. Me ha estado preguntando sobre todo, y al final lo ha hecho sobre mis ojos. Yo tan sólo me he puesto a llorar, por lo ocurrido la pasada noche; mi rostro lleno de lágrimas gritando ayuda. Se ha sentido culpable, lo he podido ver en sus ojos. Se ha disculpado y ahora somos más o menos amigas.
Ayer fui a su casa y nos lo pasamos muy bien, riendo. La verdad, yo nunca me río, y eso me hizo recordar lo bien que te sientes cuando ríes. Yo ya la considero una amiga, aunque no sé ella. Creo que me aprecia porque ayer, cuando me caí, me ayudó a levantarme, me desinfectó la herida y me dio la mitad de su sándwich.
Mientras tomaba apuntes de historia me di cuenta de que nunca nos habíamos presentado, y de que no sabía cómo se llamaba mi única amiga.
-Me llamo Hinata Yui, pero llámame Yui.
-Yo me llamo Kirigaya Lucy, pero llámame Lucy a secas.
Ayer, gente "normal" se acercaron a Yui y le preguntaron por qué era mi amiga. Ella solo les dijo:
-¿Por qué no?
Oí cómo le advertían de que yo estaba loca, que era una psicópata. Yui no pudo contenerse y les dio una paliza. No lo sé, pero la veo cómo el príncipe de un cuento de hadas protegiendo a su princesa.
Últimamente, James piensa que le he dejado de lado por Yui. Pero James es, y siempre será, mi mejor amigo. Hoy le he dicho a Yui que venga a mi casa. Para ello tuve que mentir diciéndole que James era mi hermano, para que no le molestara ni entrase en su habitación.
Hemos llegado a casa y nos hemos puesto a mirar series de terror. A las diez y media he ido a hacer unos sándwiches, y cuando he vuelto el plato se me ha caído de las manos. La respiración se me ha acelerado cuando he visto que Yui estaba en la habitación de James.
-¿Qué es esto?
-Es James -contesté con una sonrisa maquiavélica-.
-Pero... es un muñeco.
-¡Él no es esto! ¿Verdad que no, James?
-¡No! -dije con la voz de James-.
En este momento, lo único que se me ocurrió hacer fue coger una lámpara y golpearla hasta dejarla inconsciente.
-Hola, Yui -dije, con una sonrisa todavía más extraña-.
-¿Qué? ¿Por qué estoy atada? -gritó con todas sus fuerzas-.
De repente la cogí de la mano y le torcí un dedo. Una extraña sensación me invadió todo el cuerpo, cada grito de Yui me hacía sentir "bien". Yo reía sin parar.
La maté. Ahora está viva para mi. James... ya no te necesito.
Hoy me he levantado a las 5:30 y me he duchado. He repasado los deberes y me he despedido de mi nueva amiga, Yui.
Mañana llegará una chica nueva a la escuela. Espero que no se fije en mi, no soy buena para hacer amigos.
Hoy me he vuelto a levantar a las 5:30 y otra vez me he duchado. He repasado los deberes y me he despedido de James. Hoy ya no está tan enfadado, pero sigue molesto.
Dentro de diez minutos abren la escuela; he llegado demasiado temprano. He visto a la alumna nueva. Era bajita, con dos coletas, pelo negro y las puntas teñidas de lila. Llevaba unos grandes audífonos colgados del cuello, y estaba maquillada como una gótica: sombras, negros, y muy pálida, con los ojos de color lila intenso. Su mirada expresa soledad, tristeza y amargura. Cuando la estaba observando me ha devuelto una mirada penetrante y fría.
Al cabo de dos horas, en el recreo, ha venido a mi banco con los audífonos puestos. Se ha sentado y me ha preguntado:
-¿Es éste el banco de los marginados raritos?
He asentido con la cabeza y ella ha cogido su bocadillo. Me ha estado preguntando sobre todo, y al final lo ha hecho sobre mis ojos. Yo tan sólo me he puesto a llorar, por lo ocurrido la pasada noche; mi rostro lleno de lágrimas gritando ayuda. Se ha sentido culpable, lo he podido ver en sus ojos. Se ha disculpado y ahora somos más o menos amigas.
Ayer fui a su casa y nos lo pasamos muy bien, riendo. La verdad, yo nunca me río, y eso me hizo recordar lo bien que te sientes cuando ríes. Yo ya la considero una amiga, aunque no sé ella. Creo que me aprecia porque ayer, cuando me caí, me ayudó a levantarme, me desinfectó la herida y me dio la mitad de su sándwich.
Mientras tomaba apuntes de historia me di cuenta de que nunca nos habíamos presentado, y de que no sabía cómo se llamaba mi única amiga.
-Me llamo Hinata Yui, pero llámame Yui.
-Yo me llamo Kirigaya Lucy, pero llámame Lucy a secas.
Ayer, gente "normal" se acercaron a Yui y le preguntaron por qué era mi amiga. Ella solo les dijo:
-¿Por qué no?
Oí cómo le advertían de que yo estaba loca, que era una psicópata. Yui no pudo contenerse y les dio una paliza. No lo sé, pero la veo cómo el príncipe de un cuento de hadas protegiendo a su princesa.
Últimamente, James piensa que le he dejado de lado por Yui. Pero James es, y siempre será, mi mejor amigo. Hoy le he dicho a Yui que venga a mi casa. Para ello tuve que mentir diciéndole que James era mi hermano, para que no le molestara ni entrase en su habitación.
Hemos llegado a casa y nos hemos puesto a mirar series de terror. A las diez y media he ido a hacer unos sándwiches, y cuando he vuelto el plato se me ha caído de las manos. La respiración se me ha acelerado cuando he visto que Yui estaba en la habitación de James.
-¿Qué es esto?
-Es James -contesté con una sonrisa maquiavélica-.
-Pero... es un muñeco.
-¡Él no es esto! ¿Verdad que no, James?
-¡No! -dije con la voz de James-.
En este momento, lo único que se me ocurrió hacer fue coger una lámpara y golpearla hasta dejarla inconsciente.
-Hola, Yui -dije, con una sonrisa todavía más extraña-.
-¿Qué? ¿Por qué estoy atada? -gritó con todas sus fuerzas-.
De repente la cogí de la mano y le torcí un dedo. Una extraña sensación me invadió todo el cuerpo, cada grito de Yui me hacía sentir "bien". Yo reía sin parar.
La maté. Ahora está viva para mi. James... ya no te necesito.
Hoy me he levantado a las 5:30 y me he duchado. He repasado los deberes y me he despedido de mi nueva amiga, Yui.
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